En el 2008, la vida de Leo Morales dio un giro de 180 grados. Originario de la Ciudad de México y adoptado por Playa del Carmen gracias a una oportunidad laboral, Leo gozaba de una vida saludable hasta que fue detectado con cáncer terminal en abril de ese año.
“Para el momento en que yo había llegado a ver al médico, me dijo que era un cáncer terminal, pues tenía dos años creciendo y me quedaban seis meses de vida. Fue un golpe devastador, me sometieron a quimio- terapia y radiación que no funcionaron, y a partir de ahí el médico me dijo que moriría dentro de poco”.
Sin embargo, hubo una última opción que le dio a Leo Morales la esperanza de seguir a lado de sus familiares y amigos. Esa opción consistía en amputar su pierna al nivel de la cadera para terminar con el tumor que desde el 2006 lo había dejado con dolores fuertes e insoportables. Después de la cirugía y de meses en terapia intensiva, Leo sobrevivió.
Los siguientes meses fueron muy difíciles, ya que al momento de retirar el tumor, perdió su pierna derecha. Fueron meses de depresión, incluso, de pensar en el suicidio, ya que ahora tenía que adaptarse a la vida con una sola pierna, pero Leo comenta haber salido adelante gracias al apoyo de su esposa, familiares y amigos.
Para el 2012, Leo Morales se ganó una mención en el Récord Guinness de buceo profundo, al alcanzar una profundidad de 125 metros en el arrecife Palancar de Cozumel, Quintana Roo. De esta manera, celebró el triunfo de la capacidad sobre la discapacidad.